Cometa West |
La mayoría de estos cuerpos describen
órbitas elípticas de gran excentricidad, lo que produce que su periodo de
acercamiento al Sol sea muy corto en comparación con toda su órbita alrededor
del sol. Cuando los cometas se
encuentran a gran distancia (a partir de 5 a 10 veces la distancia de la tierra al sol)
desarrollan una atmósfera que envuelve al núcleo, llamada coma. Esta coma está formada por gas y polvo.
Conforme el cometa se acerca al Sol, el viento solar azota la coma y se genera
la cola o cabellera característica, de las cuales pueden distinguirse dos: una de polvo y gas (blanca y amarilla) y otra
de partículas cargadas o iones (azulada). Ambas pueden ser vistas en la
siguiente figura.
Trayectoria y evolución de la cola de un cometa |
Estas colas de material, al pasar por las
órbitas de los planetas, generan las llamadas “lluvias de estrellas”, que se
producen cuando éstas partículas de polvo y gas entran en contacto con nuestra
atmósfera, quemándose por efecto de la fricción.
Fue con la invención del telescopio que
los astrónomos se percataron de la periodicidad de las órbitas de estos cuerpos celestes.
Sir Edmund Halley
fue el primero en darse cuenta del periodo de los cometas y pronosticó en 1705 la aparición uno en 1758, para el cual calculó que tenía un periodo de 76 años.
Sin embargo, murió antes de comprobar su predicción. El cometa fue bautizado en su honor y hoy se conoce como el cometa Halley. Debido a su pequeño tamaño
y órbita muy alargada, solo es posible ver los cometas cuando están cerca del
Sol y por un periodo corto de tiempo. La
última vez que este cometa pasó cerca del sol fue en 1986, con lo cual no se
volverá a ver hasta el año 2061.
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